Desvaído por estas jodidas ideas de amor,
me acerco tanto que no logro diferenciar el cuerpo
de la mente arraigada y limpia de odio.
nuestras marías magdalenas se cansaron de llorar,
se cansaron del placer que les da llorar
nuestros cristos se ahogan en el mar del inconsciente,
se hunden hasta el fondo del híbrido mar,
atado manos a los costados, pies juntos,
en la cruz fosforescente del miedo,
tres clavos oxidados, nos ahorramos uno.
me desgarras la vida si te veo de pié.
la vieja costumbre de no soportarnos,
la puta costumbre de no conocer, ni siquiera
nuestro imbécil ser interior.
dejaré el prejuicio ignorante de creer
que puedo llegar a amar algo mío en ti.
De merecer algo, sería la muerte,
sería no florecer y no existir.
pienso que nada está bien,
y claro, después de esto
lo único que faltaba:
seguir
con
vida.
y acaso querrán, realmente, saber que se siente?
olvida que puedes, olvídalo.
tu suspiro comienza desvaído, moribundo.
te ahoga tu cruz
en el asqueroso llanto de maría.
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